Psicodélicos y el pensamiento complejo_
Dicen que cuando tomas psicodélicos las carreteras neuronales que nos hacen pensar como pensamos y sentir como sentimos se disuelven o entrecruzan. El hemisferio izquierdo del cerebro -aquel que procesa el pensamiento lógico, numérico, “racional”- se permite una mayor fusión con el hemisferio derecho, al que se le atribuye una interfaz más intuitiva, emocional, holística, sintetizadora y no-verbal.
El hemisferio izquierdo es el que, al recibir los estímulos del mundo, estudia sus detalles para poder organizarlos y fijarlos dentro de su mapa de la realidad. A este hemisferio le gusta la gramática y las reglas establecidas del lenguaje: así construye enunciados, luego párrafos y luego historias completas, que en progresión lineal llevan una lógica homogénea para explicarse cómo funciona el mundo. Mi hemisferio izquierdo está escribiendo la mayoría de este texto y tu hemisferio izquierdo lo está leyendo y codificando en tu cerebro.
Por otro lado, el hemisferio derecho procesa la realidad más en imágenes y a través de los estímulos quinestésicos, es decir, a través del movimiento de nuestros cuerpos en el espacio. La energía del mundo entra al cuerpo a través de todos nuestros sistemas sensoriales y luego explota en un collage multicolor, multiolor, multisensación, que nos hace sentir lo que es este momento presente. Los sonidos, las temperaturas, las sensaciones en la piel de nuestra ropa, los olores y la multiplicidad de colores y tonalidades simultáneas. Podemos decir (aunque al lenguje del hemisferio izquierdo siempre le costará trabajo describir el mundo que percibe su contraparte), que mientras el hemisferio izquierdo ve y estudia los árboles por separado que componen el bosque, el derecho percibe el bosque en su totalidad y se siente uno con él.
Yo empecé a trabajar con el pensamiento complejo al terminar mi carrera de Economía. Después de cinco años de aprender los números y los detalles de los “árboles” de la realidad económica, me quedé con la sensación de que esta disciplina era demasiado hemisferio izquierdo. Los economistas llevaban más de medio siglo tratando de matematizar el comportamiento económico de los individuos y de las sociedades, tratándolo de convertir en una “física social”. Es decir, querían poder predecir el comportamiento de los entes económicos con la misma precisión con la que los físicos pueden predecir la velocidad de la caída libre, el tiro parabólico o la hora exacta en la que una sonda espacial enviada desde la tierra saldría del sistema solar varios años después. (De hecho, esto sucedió con la nave espacial New Horizons que tardó 9.5 años en llegar a Plutón a 3 mil millones de millas de distancia. La sonda llegó con un sólo minuto de diferencia de lo pronosticado por la NASA 10 años antes. Piensa en esto cuando vuelvas a decir a alguien: “dame un minuto, por favor”). (Es por esto que en Economía y hasta en Medicina tenemos un tipo de envidia de la Física por su gran poder de control y predicción. Aunque esto aplica, por supuesto, en la dimensión no cuántica de esta ciencia).
A mi manera de ver la Economía estaba dejando demasiado de lado las variables sociales, psicológicas, narrativas, históricas y heurísticas de sus modelos matemáticos de predicción porque era muy difícil meterlas.
Me sucedió lo mismo años después cuando me interesé por la diabetes. Muchos tenemos la percepción de que la diabetes es un fenómeno exclusivamente biológico o fisiológico del cuerpo, ya sea por una predisposición genética que heredamos de nuestros padres, o por un mal funcionamiento de las células pancreáticas que producen insulina. También se piensa, con la misma certeza, que la diabetes es consecuencia directa de ser flojos, glotones y sin fuerza de voluntad.
Pero, ¿cómo explicar entonces que en tan solo 25 años la diabetes se haya quintuplicado en México, siendo hoy la primera causa de muerte en el país? Los genes de la sociedad no cambian de una generación a la siguiente de esta forma, la fuerza de voluntad tampoco. Lo que sucede es que las condiciones en donde esos genes y esas voluntades existen, han cambiado: la apertura comercial a los países del norte y con ello una creciente industrialización y ultra procesamiento de la comida; el reemplazo de las economías locales de mayor producción circular por un sistema “eficiente” de Wal-Marts y OXXOs que nos venden esta comida muy barata y lista para ser consumida; las campañas exitosas de publicidad con Chicharito o Shakira para volver aspiracionales estos productos de “marcas importadas” y productos “cool”; así como campañas de cabildeo político para meter estos productos en las escuelas y etiquetarlas con el Tigre Toño. Todo esto transformó, no solo los sistemas de producción y distribución, sino también la cultura y las percepciones colectivas. Y en una tormenta perfecta con muchas variables de distinta naturaleza, se crearon las epidemias de obesidad y diabetes que existen en todo el mundo.
Ahora, ¿que tiene que ver esto con el pensamiento complejo y los psicodélicos?
Me explico. Aunque vamos por partes para que el hemisferio izquierdo lo capte bien.
El pensamiento complejo está basado en aprender a pensar de forma sistémica, a no reducir la explicación de un fenómeno a sólo una variable y tratar de entender las múltiples relaciones retroactivas entre todo lo que se está moviendo para crear las realidades en la que vivimos. (De hecho, esto es lo que significa complexus: que todo está conectado). El pensamiento complejo aplica no solo para entender enfermedades sino todo en la vida: desde la mueca que te hizo tu esposa al despertar esta mañana, hasta el calentamiento global. Tal vez tu esposa soñó mal y se despertó de mal humor, tal vez no durmió y por eso es que está de ese humor. Tal vez la camisa que te pusiste le recuerda subconscientemente una pelea que tuvieron hace meses o tal vez estaba reaccionando al Instagram que acababa de ver. Tal vez tu aliento de la mañana le provocó cierto rechazo, o tal vez hoy hace demasiado frío, ya va tarde al trabajo y su mamá salió positiva en la prueba de covid. O tal vez, es un poco de todo esto sucediendo al mismo tiempo. (Sucede igual con el calentamiento global, pero creo que ya me entendiste el punto).
El tema es que, cuando empecé a aplicar el pensamiento complejo a temas de salud, pensé que iba a ser sólo una tarea académica, una forma de racionalización para entender cómo funciona esta industria y esta ciencia. Pero al darme cuenta que todo está conectado con todo lo demás, me di cuenta que YO SOY también el director de empresa que sigue empujando productos insalubres a la población, yo soy el político que se deja sobornar para permitir una campaña publicitaria, el agricultor que utiliza fertilizante e insecticida para sacar mayor producción, el consumidor que tiene prisa y no puede detenerse para partir una zanahoria, el receptor neuronal que pone eufórico al comer la mezcla perfecta de azúcar, sal y grasa en sus Sabritas, y el trabajador (o criminal) que se pone contento cuando recibe dinero para poder cuidar a sus hijos. Yo SOY todos ellos, porque poco a poco me he ido dando cuenta que victimizarte ante las fuerzas sistémicas o culpar a los malos del cuento, sigue siendo una retórica de separación, de reduccionismo y de clasificación, propia del hemisferio izquierdo.
El pensamiento racional, que contempla la complejidad e interconexión de todo, me ha hecho brincar más y más a la carretera del hemisferio derecho, y al mismo tiempo que trato de EXPLICAR esta interconexión de todo, también quiero SENTIR esta interdependencia. Esa energía en la que soy el árbol y el bosque, yo soy los trillones de células y bacterias que me componen, yo soy esta sensación de extrañez y unicidad al mismo tiempo. De saberme no solo producto de este mundo sino creador de él. De salir de las acusaciones y victimizaciones a la co-creación y co-sanación de la que soy parte.
Esta es la sorpresa para mi: el pensamiento complejo provoca el sentimiento de unicidad. La co-creación de nuevos paradigmas en salud y bienestar depende de esta comprensión multidimensional y relacional, pero también, y tal vez sobre todo, es un cambio en la conciencia. Un cambio en mi experiencia de estar vivo y de cómo se siente ser “yo”.
Inesperadamente, mi Curso de Pensamiento Complejo, Crítico, Multidisciplinario y Sistémico en Salud, se ha vuelto un curso de pensamiento Complejo, Crítico, Multidisciplinario, Sistémico Y AMOROSO. El amor ha sido el puente que nos ha unido como personas que queremos usar los dos hemisferios de manera constante para co-crear nuevos paradigmas. El amor ha sido lo que nos hace sentir que a pesar de las miles de injusticias que hay en el sistema, los vicios, las corrupciones, los puntos ciegos, los anquilosamientos académicos, los cuellos de botella, las dificultades para establecer diálogos, y la gran cantidad de enfermos y muertos por enfermedades crónicas, nos hace sentir parte de ese sistema y parte, no de la solución (por que no hay UNA solución), sino creadores de esta realidad que hay que aceptar y adueñarnos de ella para poderla podernos transformar.
Para muchos, la experiencia psicodélica al tomar hongos o sustancias químicas se vuelve un parteaguas en su vida. Muchos lo describen como una de las experiencias más significantes que jamás hayan tenido porque se sienten unificados y no separados de sí mismos, de los demás y del planeta tan vasto y hermoso con el cual somos uno. De la misma forma, ir a los detalles y más detalles de nuestra biología, nuestra genética, así como nuestra economía y política, nuestra tecnología y ciencia, nuestras emociones y espiritualidades, e interconectar todo con el poder de la mente racional, me deja, inevitablemente, pulsando con las células microscópicas y los pulsares macroscópicos del universo. Vibrando el saber, las palabras, los manuales de procedimiento, los planes de desarrollo de los países y los papers académicos, en la misma frecuencia que el amor, la solidaridad y los millones de milagros fisiológicos, económicos, fotosintéticos, digestivos, neuronales y comunicativos que suceden cada segundo para poder sentir el “SOY”.
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Si esto te llama la atención, te invito a unirte a esta fusión de saberes, de personas, de sueños. Con el pretexto de entender el contexto de hacia dónde se está moviendo la salud como industria y la medicina como disciplina; con el pretexto de saber más del Viaje del Héroe, de Medicina Funcional, de Psicología Positiva; con el pretexto de continuar con nuestra formación como generadores de salud y ganar horas curriculares; tenemos cada miércoles a las 8 pm la oportunidad de sentirnos en un viaje caleidoscópico al ritmo sistólico y diastólico del cosmos.
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