Estilo de Vida: ¿A Qué Hora?_
Hace poco más de un año fundamos la Asociación Mexicana de Medicina de Estilo de Vida (AMMEV). La que iba a ser nuestra junta fundacional en un restaurante, terminó siendo una junta por zoom en la que todos llegamos desayunados y bastante sacados de onda porque iniciaba apenas la cuarentena. Ese fue el momento en la que la asociación nació, y aunque no fue el momento perfecto, todos empujamos para que se hiciera.
La Medicina de Estilo de Vida tiene una premisa muy sencilla de entender: “La base de la salud esta en la forma en la que comemos, descansamos, nos movemos y nos relacionamos”. Son cosas básicas, repetitivas, todos los humanos del mundo, en mayor o menor medida, y en mejor o peor calidad, comemos, descansamos, nos movemos y nos relacionamos todos los días.
Y aún, parece que no tenemos el tiempo, la atención, el cuidado, para hacerlo de la forma en la que todos quisiéramos hacerlo.
La asociación esta formada principalmente por profesionales de la salud: médicos, nutriólogos, odontólogos, psicólogos. También hay uno que otro mercadotecnista, economista y sociólogo. Pero sobretodo, esta formado de hombres y mujeres, de padres y madres, de pacientes y de personas.
Y es que montar este movimiento -porque es más que una asociación- refleja exactamente las dificultades que los profesionales de la salud, que los trabajadores, los padres de familia, y los pacientes, enfrentan para equilibrar el estilo de vida. Más aún, reflejan la dificultad que sociedades y países enteros enfrentan para poder cambiar los sistemas económicos, políticos y culturales para equilibrar los estilos de vida. Y más aún, refleja la dificultad del planeta para volver a un equilibrio donde el estilo de vida, no solo de la gente, sino de todo ser vivo, está en equilibrio.
3 ejemplos:
La AMMEV, como organización, es un ser vivo. Vive de las personas que la conforman, de las alianzas que forma, de los ingresos que genera. Depende de una relación armoniosa entre sus miembros, de la generación de consensos, así como de las actividades que promueve y ejecuta. Para poder lograr todo lo que se decide hacer, el consejo de la asociación se reúne periódicamente para organizarse y ejecutar: Hay personas que no pueden reunirse en las noches, otros no pueden durante el día; Para algunos se les facilita apoyar de manera económica, para otros, no lo es tanto; Para algunos, es una actividad refrescante al estar cerca de personas que piensan y sienten igual que uno, para otros se puede volver una actividad más con la que cumplir en un calendario muy ocupado.
Al mismo tiempo que queremos reunirnos para potenciar el mensaje de la medicina de estilo de vida, estamos, cada uno de nosotros, tratando de equilibrar los pilares de la misma en nuestras vidas: hijos, padres, matrimonios, divorcios, trabajo, dinero, tiempo. Todo es importante pero no sabemos exactamente como equilibrarlo.
Esto es lo mismo que les pasa a nuestros pacientes. Como profesionales de la salud les pedimos que coman bien, que duerman bien, que mediten, que hagan ejercicio, que descansen, que estén en paz con todos, que cuiden sus finanzas. Pero ellos tienen el mismo problema que nosotros. También tienen vidas aceleradas, hábitos muy establecidos y viven en un sistema y cultura que tiene prisa, y que les recuerda de su escasez e insuficiencia todo el tiempo. Su sistema vende comida rápida, soluciones rápidas y distracciones inmediatas al mismo tiempo que les exige miles de cosas y no permite que muestren signos de debilidad o de quedarse atrás.
El estilo de vida, se explica fácil, pero tal vez es lo más difícil del mundo porque esta entremezclado con toda la identidad que tenemos de nosotros mismos, con nuestro ego, con nuestra fragilidad emocional y nuestra constante sensación de no saber exactamente que es la vida y como hay que vivirla.
A nivel sociedad nos pasa lo mismo. Aunque estamos llenos de mensajes y conocimientos para cuidar los pilares del bienestar, la realidad es que la gran mayoría de la sociedad no vive en equilibrio. Si bien hay muchos que priorizan un pilar, por ejemplo, el ejercicio o la alimentación, probablemente haya mucho descuido en otros pilares. La sociedad vive a prisa y no tiene tiempo de detenerse a replantear sus sistemas, como su forma de producir y distribuir alimentos y bienes de consumo, o su forma de apagar la televisión y reemplazarlo con descanso o conexión humana. La sociedad vive de prisa construyendo modelos de vida aspiracionales y aunque nos conecta a todos con las redes sociales también nos desconecta de muchas otras maneras. La forma de comer, de moverse, de detenerse de la sociedad esta dictada por grandes fuerzas estructurales de las que nadie tiene el control, y a veces pareciera que ésta es la única forma de vivir. O de sobrevivir.
Nuestro querido planeta sufre de lo mismo. El estilo de vida del planeta, en la gran mayoría de los lugres del mundo, también esta fuera de equilibrio. Al planeta le falta descansar, alimentarse, meditar, moverse y relacionarse de otra manera. Los sistemas productivos, los transportes, la divergencia socioeconómica, la separación con animales, plantas y minerales, nos tiene corriendo también para mantenernos en movimiento, pero con un estilo de vida que no es muy recomendable por los doctores cósmicos.
Así, vemos que las mismas dificultades que se tienen para formar un movimiento de estilo de vida a nivel institucional son las dificultades que se enfrenta cada individuo, la sociedad y el planeta para establecerlo también.
¿A que hora?
¿A que hora y en que momento nos encontraremos con el equilibrio?
Si esto lo estaría escribiendo en el tono idealista de la generación de mis padres, pararía aquí mi escrito con este tono de “llamar la atención” y “dejar pensando al lector”. Apelando tal vez a un tiempo pasado o a una cultura remota donde el equilibrio o la homeostasis si era posible y donde ahora el hombre moderno lo ha tergiversado todo, lo ha malinterpretado y se ha vuelto víctima de su propio éxito. “El hombre generó la tecnología, el capitalismo, la industrialización, y ahora es víctima de sus propias conquistas y ya es muy tarde para regresar” — nos dice ese discurso.
Si bien esta es una lectura que es correcta y que nos mueve a reflexionar, nos sigue dejando en una insuficiencia, en una queja y en una externalización del problema: “Alguien más tiene la culpa: Puede ser mi doctor, mi esposa, mi trabajo, mi presidente, un virus, la falta de dinero”.
El otro problema con ese discurso es que el fatalismo y la amenaza no es la mejor motivación para cambiar. Así como un doctor no puede pedir a su paciente que cambie sus hábitos de la noche a la mañana amenazándole de que si sigue así se va a morir, nuestros padres figurativos no pueden pedirnos que cambiemos recordándonos constantemente lo que estamos haciendo mal y lo que nos puede pasar si seguimos así.
No. El estilo de vida siempre es una expresión de nuestra identidad, esta entremezclada con la historia de nosotros mismos, con nuestro ego, nuestras emociones, con la relación que tenemos con el tiempo, el dinero y con nuestro cuerpo. El estilo de vida es la expresión de lo que entendemos como “vida” y por lo tanto depende mucho de lo que entendemos como “muerte”.
¿Qué es para ti la muerte?
Tal vez esta es la pregunta seminal del estilo de vida personal, colectivo y planetario.
¿Qué es para ti la vida?
Tal vez esta es la pregunta programática para el estilo de vida individual, social y universal.
En el discurso actual, tomamos lo que gustosa pero costosamente hemos heredado del mundo de nuestros padres, no solo los de carne y hueso, sino de nuestros padres ideológicos, sistémicos, culturales. Pero también asumimos que éste es nuestro presente. Y éste es el presente que ELEGIMOS. Y el futuro también.
Esta es la hora del estilo de vida. Esta es la hora de probar diferentes estilos para poder vivir diferentes vidas. Y a través de la prueba y el error, el equilibrio se asomará de vez en cuando y nos permitirá vislumbrar lo que individual y colectivamente podemos co-crear.
Esta es la hora del estilo de vida. Porque no podemos esperar a que el tiempo se nos ajuste, la cartera se nos ajuste, el gobierno se nos ajuste, el mundo se nos ajuste para poder expresar lo que ya somos.
Esta es la hora, porque, aunque tenemos miedo de no lograr el equilibrio, ya sabemos lo que se siente el caer en fatalismo, victimización o peor aun, en indiferencia.
Cuando veo los retos que hemos tenido para formar esta asociación a veces desearía no tenerlos, pero otra veces -como cuando escribo estas líneas -, me recuerdo que estos retos son exactamente los retos que elegimos tener, porque como movimiento nos queremos apropiar de ellos, y queremos, a través del estilo de vida, utilizarlos como nuestra mayor energía y enseñanza, como la gasolina misma de lo que el movimiento de medicina de estilo de vida es y quiere ser.
Los que formamos parte de esta comunidad estamos convencidos que la medicina de estilo de vida es una forma de vivir y no solo de quitar enfermedad. Esto quiere decir que como cualquier forma de vida tiene sus dificultades, sus prisas, sus divergencias, sus necesidades económicas. Y que es gracias a la forma (o al estilo) que decidimos reflejar en cuanto a ellas, que estamos o no viviéndolo y haciéndolo.
Los que formamos parte de esta comunidad sabemos que ESTA ES LA HORA DEL ESTILO DE VIDA. Pero también sabemos que debemos dar un espacio y un tiempo para que nuestras hábitos individuales, comunitarios e institucionales, vayan cambiando de historia. Permitimos y celebramos ese espacio de reflexión, de estar entre-historias, para poder co-crear las historias del futuro.
La AMMEV es una comunidad, un movimiento, una cosmovisión. Nos reflejamos entre nosotros. Nos cuidamos entre nosotros. Nos creamos entre nosotros. Esto es lo mismo que queremos con nuestros pacientes, nuestros familiares, nuestras comunidades y nuestro planeta.