Carta a un futuro estudiante de medicina_
Este año tú y miles de jóvenes estarán entrando a la carrera de Medicina. La pregunta que todos te hacen y que tú también de estás haciendo es: “¿Por qué quiero estudiar medicina? O tal vez: ¿Para qué quiero estudiar medicina?”
Estas son preguntas importantes, y sin embargo creo que hay preguntas aún más fundamentales como: “¿Qué es la salud?” y “¿Para qué quiero generar salud?”
Pero hay una pregunta aún más fundamental que es: “¿Para qué quiero MI salud? Empieza por ahí.
Probablemente siempre has sabido que vas a ser médico. Tal vez porque tu mamá o tío favorito lo son. Tal vez porque ninguno de ellos lo fueron, pero a ti te gustaba jugar al doctor. Tal vez un médico salvó a alguien de tu familia y siempre lo han venerado, o quizá creciste viendo Grey´s Anatomy (que ya va en su temporada número 18) y no te imaginas algo mas cool que eso.
También ya sabes lo que te espera: largas horas de clase, largas horas de estudio, largas horas de guardias, largas horas de prácticas médicas y eventualmente largas horas de trabajo. Ya sabes que no ganarás dinero hasta que termines tu preparación, y ya sabes que tu vida social para los siguientes años sucederá más con tus compañeros, enfermeras y guardias de los hospitales, que con tus amigos que se van para Administración, Diseño o Ingeniería.
También, ya te lo dijeron, te encontrarás con maestros arrogantes, maestros que se la agarran contra uno o dos de la clase, maestros cuyas materias van a ser muy difíciles de pasar. También ya sabes que en los internados y residencias te tocará alguna combinación de discriminación o bullying, ya sea por tu color de piel, por tu apellido, tu coche, tu género, o por tus calificaciones sean altas o bajas. Te queda claro que la carrera de Medicina, desde el día uno, es una lucha inconsciente de egos por tratar de encontrar su lugar (y las plazas) en el reconocimiento general, pero sobre todo -aunque esto siempre se olvida-, el reconocimiento de uno mismo.
Por eso vale la pena reflexionar en esta pregunta tan fundamental: ¿Para qué quieres tu salud? ¿Cómo la defines?
En la prepa nos han dicho que la definición oficial de salud es: “El completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad”. ¿También lo es para ti?
De la medicina nos han dicho que es la “ciencia dedicada a la prevención, diagnóstico, pronóstico y tratamiento de las enfermedades, lesiones y problemas de salud de los seres humanos” ¿Qué es ciencia? ¿Qué significa que podamos usar la ciencia para poder tratar los problemas de salud de los humanos?
Échale un ojo a tu temario y a lo que te espera por los siguientes 6 años: ¿Qué cosas están ahí que ayudan a estos problemas y que cosas faltan?
Cuando yo tenía tu edad no me habría imaginado que un joven o una joven de 18 o 20 años pudieran opinar sobre estas cosas, pero hoy me queda claro que por supuesto que si. De hecho, tal vez este es el momento más importante de tu vida para ir formando esa opinión y criterio. Porque a tu edad ya has vivido un gran espectro de la experiencia humana: Has sentido rechazo, envidia, enojo, ira y frustración. Has vivido alguna traición, así como también alguna pérdida. Has sentido estrés, los efectos del alcohol, lo que pasa cuando duermes poco. Imposible que no conozcas de cerca a alguien con diabetes, con cáncer, o con alguna enfermedad crónica de las que te das cuenta transforman completamente la vida del paciente y de su familia. Has visto cómo los medicamentos pueden ayudar mucho, pero también te has dado cuenta que los medicamentos no vienen a solucionar estos problemas de base y te has preguntado si hay algo más allá de ellos. Y has presentido que la diabetes o la obesidad no pueden ser únicamente un problema que se les avienta a los médicos para que lo resuelvan. También has visto las tasas de enfermedades en los doctores, los índices de obesidad, de divorcio, burnout, depresión y hasta de suicidio, esta última que a veces va por arriba del promedio de la población en general. Estas cosas que has vivido y pensado, son las mismas cosas que los adultos y los expertos han experimentado, y son los mismos que han establecido o cursado el programa académico que tu estás por empezar.
Sin conocerte a fondo, sin tratar de sonar como un sabelotodo más, y solo con el afán de acrecentar las posibilidades que un incipiente médico pueda pensar para sí mismo y para la medicina, quiero compartirte algunas ideas respecto a ella porque intuyo que no siempre son muy claras o presentes para los que van a entrar a esta carrera. Las resumo en cuatro: Medicina es Ciencia; Medicina es Experiencia; Medicina es Ampliación, Medicina es Pregunta.
Medicina es Ciencia
La ciencia es una forma increíblemente rica de ver la vida, de estudiarla, de conocerla y de llegar a controlar algunos aspectos de ella. Por su potente metodología podemos conocer el detalle de muchas cosas, construir máquinas impresionantes y descubrir muchos de los misterios del universo. No hay duda de que gracias a la ciencia estamos aquí compartiendo estas palabras; sin embargo, el método analítico de la ciencia, precisamente por hacer análisis, lo que hace es separar las piezas del rompecabezas en piezas más pequeñas para poder estudiarlas en aislamiento. Así estudiamos la célula, luego el núcleo y así lo vamos reduciendo en pedazos mas pequeños. Por eso, hoy en día hay tantas subespecialidades en todas las ciencias. Por ejemplo, en Microbiología -que de por sí ya es una reducción de la biología a sólo la parte microde ella-, tenemos la microbiología médica, microbiología veterinaria, microbiana, ambiental, evolutiva, industrial, farmacéutica, de los alimentos, sanitaria, agrícola, entre otras. No te queda duda de que todas estas están relacionadas, y aún, muchas veces los súper-especialistas de cada una de ellas no tienen tanta colaboración entre sí.
Las formas de pensar derivadas de la aplicación del método científico son muy poderosas pero no olvides que casi siempre estamos separando y reduciendo a pedazos más pequeños el conocimiento. En Medicina esto lo notarás con la gran cantidad de subespecialidades médicas (de hecho, ya hay también muchas sub-sub-especialidades), pero también lo notarás con la separación de la mente y el cuerpo, lo mismo con la separación de la medicina convencional de la medicina alternativa o complementaria. También lo verás en la reducción de la enfermedad a un patógeno, la reducción de la salud pública a la estadística y la reducción del paciente a un estudio de laboratorio o imagen.
De alguna manera vivirás la formación en medicina al paralelo, pero muy separadamente, de otras carreras que también son de salud: Nutrición, Psicología, Odontología. Habrá también a veces el aire de la superioridad del médico ante estas profesiones menos difíciles, cortas y más soft. Tal vez con esto se empiezan a sembrar algunas semillas emocionales e intelectuales que dificultarán el trabajo interdisciplinario cuando todos lleguen a ejercer. Pero aún más allá, verás que el edificio de la facultad de medicina está separado de otros edificios que no tienen que ver con ella. Separado del edifico de ingeniería (donde están estudiando los ingenieros agrónomos y químicos que desarrollarán las técnicas para crecer alimentos y distribuirlos), o los ingenieros en sistemas (que diseñarán las computadoras y las apps donde tanto de nuestra salud está metida); separado del edificio de negocios y administración (con los futuros directores y operadores de empresas que en su mayoría de las veces venderán productos o servicios relacionados a la salud o el bienestar); separado de los edificios de marketing y comunicación; del edificio de aprendizajes culinarios; del edifico de abogados; de arquitectos; del edificio de ciencias políticas. Notablemente también estará muy lejos del edificio de las ciencias sociales (como economía, sociología, historia) y de las humanidades (como música, literatura y filosofía). Pero si tu definición sigue siendo que la salud es el completo bienestar físico, mental y social, ¿cuánto sentido te hace esta separación ahora? y ¿cuánto sentido te hará en el futuro cuando empieces a ejercer para traer salud a tu comunidad y país?
El hecho de que la medicina sea una ciencia, también nos invita a pensar que sólo lo que dicen los papers académicos, los clinical trials y lo que la ciencia ha probado, es verdad. No creo que tengamos que cambiar esa noción, pero siempre darnos cuenta de como están diseñados estos experimentos, quién paga por ellos, y quién se beneficia de su uso. También, pensar en aquellas cosas que no podemos probar su efectividad porque no hay nadie que financie esos estudios de gran tamaño. (Como por ejemplo el comprobar la efectividad de la meditación, la riso-terapia, o el ayuno intermitente). Irónicamente porque son cosas gratis o cuestan poco, es difícil encontrar financiamiento para determinar su efectividad en estudios de gran escala.
De la misma forma pensemos que los clinical trials siempre quieren aislar la sustancia activa de un medicamento y compararla con un placebo para determinar su efectividad. Pero ¿cuántas veces en la vida tomamos una droga en aislamiento de todo lo demás? ¿En particular en aislamiento de otros medicamentos que se recetan al mismo tiempo pero que nunca fueron estudiadas en su uso simultáneo? Es igual con los laboratorios: ¿Cuantas veces vamos a tener un patógeno aislado de su ambiente? Los laboratorios biológicos tratan de modelar el mundo separándolo de todas las interacciones posibles, pero ¿cuánto de la medicina o la biología está aislada de las condiciones fúngicas y bacterianas, de las condiciones sociales o hasta culturales en donde se desarrollan? Notarás que también hay una gran separación entre la ciencia básica, la medicina clínica y la salud pública. En los primeros años tendrás mucho que hablar con tus compañeros, pero conforme cada quien vaya escogiendo su área de especialización, tal vez sus temas de trabajo se van a intersectar poco.
También ponte a pensar en la educación misma. Muchos médicos, al terminar su universidad y residencia, continuarán aprendiendo a través de congresos y de las algo-molestas conversaciones con los visitadores médicos de los grandes laboratorios farmacéuticos. La información que se estudia y presenta siempre responderá a ciertos incentivos que muchas veces son económicos y pueden sesgar la “educación continua”. La educación siempre tiene un contexto social, histórico, económico y hasta tecnológico. Piensa en la filosofía de la escuela a la cual estás entrando, quiénes son sus dueños, por qué tienen una escuela de medicina, quiénes son sus egresados ilustres y ejemplares.
Por último, también ponte a pensar en el lenguaje que usamos. Hasta este momento he usado las acepciones convencionales de género para hablar de médicos, enfermeras, maestros; pero realmente no hay géneros ni roles determinados y eternos en la generación de salud. Así como la salud es un ecosistema formado también por médicas, enfermeros y maestras, los géneros profesionales también se están hibridando y flexibilizando para seguir entretejiendo los reduccionismos tradicionales de la disciplina.
Medicina es Experiencia
El mejor médico no siempre es el que se saca diez y el que se leyó todos los libros de medicina. La Salud es algo tan grande que no cabe en su totalidad en los libros ni en una sola cabeza. Así que aprende de los libros, pero también de tu experiencia. No solo en el consultorio o en el quirófano, sino de todas tus experiencias. Lo que te pase en la vida será tu mejor maestro para tu práctica de medicina. Lo que vives en casa con tus padres y hermanos, con tus parejas, tus amigos y hasta tus enemigos. Si otra vez vemos la segunda parte de la definición de salud (“…. no solo la ausencia de enfermedad”), te darás cuenta que este estado de “completo bienestar” o de “ausencia de enfermedad” no lo tenemos definido completamente: ¿Qué es el estado de completo bienestar si no puede ser definido como el estado contrario a la enfermedad?
Además de que estas preguntas nos abren a la posibilidad de que cada quien tenga su definición, nos damos cuenta que en la salud no hay estados fijos o estáticos, sino que siempre es un continuo. Y como tal, en el continuo de tu vida, siempre habrá suficiente material para que lo puedas usar como reflexión o ejemplo en la incesante creación de tu definición de salud.
Por eso, aunque sea doloroso o te tome más tiempo, siempre trata de ponerte en el lugar del padre de familia que te llama a la una de la mañana porque ya no puede más de la preocupación de escuchar a su niño llorar. Y ponte en el lugar de otro hijo que no te llama, pero sabes que a la una de la mañana tampoco puede dormir porque tiene miedo del diagnóstico de cáncer que acaba de recibir de su papá.
Observa y platica con los médicos a los que respetes y pregúntales cosas más profundas de su vida: ¿cómo es su matrimonio? ¿cómo es su relación con el dinero? ¿cómo administra o no logra administrar su tiempo? ¿qué siente cuando se mira en el espejo todos los días? Porque el páncreas, el corazón o el cerebro siempre serán afectados por estas cosas y no solo por desbalances genéticos o microbianos que parece que vienen “de afuera”. Desde hoy, date cuenta de que el título y la bata blanca no traen las respuestas existenciales de como vivir. Y serás mejor médico sabiendo que eres igual a todos los demás humanos viviendo con las mismas preocupaciones, miedos, prisas, necesidades de atención, de amor, de cuidado, de creatividad y de comunidad.
Por eso regresamos a la primera pregunta: ¿Para que quieres tu salud? Que en otras palabras es: ¿Para qué quieres tu vida? Y siempre que nos preguntamos sobre la vida, estamos hablando sobre la muerte. ¿Cuánto crees que nos podemos beneficiar de nutrir una relación constante y evolutiva con nuestra concepción de la muerte?
Yo creo que mucho. Porque aquello que no exploramos tiende a inmiscuirse por donde puede en nuestra vida y porque tener presente a la muerte nos ayudará a centrarnos en hacer las cosas con mayor intención y atención. Pero aún más, porque no todo en la salud es luchar contra la muerte: la muerte es parte de la vida, es compañera y aliada, y no una enemiga a la que perderemos la batalla. Si fuera así, todos los médicos, sin importar sus calificaciones y tamaños de consulta, estarían predestinados al fracaso.
Por eso, también este es un buen momento para pedir ayuda. Como médicos nos enseñan a no pedir ayuda, a saberlo todo y a poder resolverles la vida a todos. Además de ser una carga demasiado grande e imposible, el que sabe pedir ayuda entiende la humildad que se requiere de alguien que nos las está pidiendo, así como el enorme privilegio de aquel que está en posibilidad de darla.
Y por eso creo que, a pesar de que aún no tienes tu cédula profesional y el gobierno del país no ha validado tus estudios, no tienes que esperarte para ejercer. No tienes que esperarte para generar salud si realmente la definimos como el bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de enfermedad. Tú ya eres un agente de sanación y salud en el mundo, aún sin poder recetar legalmente un ansiolítico, suturar una herida o resucitar a un infartado.
Como miembro de la sociedad, tu sola intención de estar preparado para dormir menos en cuidado de tus estudios y de tus pacientes, ya es suficiente para ser parte de la sanación del mundo. Y por eso quiero que sepas que sanarás con todo lo que aprendas, pero también, y tal vez sobre todo, con aquello que tú eres en cada momento presente de tu futuro. Crear salud también es estar completamente ahí, para uno mismo, para un familiar, para un paciente, para nuestro planeta, sin tener que decir nada, sin recetar nada, sin resolver nada.
Medicina es Ampliación
Como verás, la medicina como ciencia y como materia se está ampliando enormemente. El simple hecho de estar viviendo una transición epidemiológica, en la que hoy en día -y a diferencia de lo que sucedía hace 30 años-, la gente sufre y muere mucho más por enfermedades crónicas que problemas infecciosos, nos hace darnos cuenta que la orientación de la medicina cada vez más se aboca a la generación de bienestar que en el tratamiento de la enfermedad. Estamos necesitando pasar de un sistema reactivo y correctivo a uno preventivo y predictivo; de un sistema compartimentalizado, a un sistema interconectado; y me atrevo a decirlo: de un sistema completamente alopático a un sistema integrativo y complementario. Otra manera de decirlo sin que nos metamos a la noción de que lo alternativo es vudú y sin sustento científico: estamos pasando de un sistema puramente bioquímico de la enfermedad a un modelo sistémico que incorpora todos los factores biológicos y no-biológicos que posibilitan el bienestar.
Te vas a encontrar dos grandes tendencias, Una es la versión tecnologista donde cada vez hay más sorprendentes posibilidades. Nunca antes en la historia de la humanidad habíamos tenido tanta información, tecnología y comunicaciones para enfrentar la enfermedad y generar longevidad. Impresión 3D, medicina personalizada con células madre, robótica, inteligencia artificial, bioinformática de gran escala, biología sintética, machine learning, genómica de bajo costo, medicina digital y nano tecnología. Todo esto nos deja poca duda de que el futuro de la medicina es un futuro brillante en el que se combinarán cada vez con mayor eficiencia todas estas posibilidades para lograr una medicina más predictiva, personalizada y preventiva. Nos ayudará a democratizar la medicina, a hacer más precisos diagnósticos e intervenciones, a abaratar muchos costos y a llevarla con mayor efectividad a más pacientes.
Si bien esto nos puede hacer caer en un atractivo reduccionismo tecnológico en el que pensamos que la tecnología por sí sola siempre llegará a salvar el día, te empezarás a encontrar otros movimientos que desarrollan disciplinas que complementan, y de alguna manera re-inventan, la medicina en cuanto a su enfoque a temas crónicos: Medicina Funcional, Medicina de Estilo de Vida, Coaching, Psicología Positiva, Nutrición Integrativa, entre otras. Estas tendencias construyen sobre lo aprendido en 200 años de Medicina Alópata, y que de ninguna manera se pelean con las bondades de la tecnología, pero nos re-sitúan la base de la pirámide de la salud en el equilibrio de lo que comemos, el movimiento, el sueño, la integración del estrés, el fortalecimiento de las relaciones interpersonales y el mindest con el que vivimos. Cada vez es más difícil, salvo algunas excepciones, pensar que la salud no depende de forma muy directa de estos factores base.
Esto nos ha llevado a definir lo que se conoce como los “Determinantes Sociales de la Enfermedad”, donde la comprensión de la enfermedad no solo se compone del acceso al cuidado clínico y a la comprensión de la biología/genética, sino que incluye también el estilo de vida de los pacientes, el lugar en donde viven, sus condiciones ambientales y sus condiciones sociales: No tenemos salud si no hay seguridad donde vivimos, si hay discriminación, racismo o violencia. No hay salud si hay disgregación social y familiar debido a condiciones geográficas, educativas, económicas o de transporte. No hay salud si no tenemos acceso a alimentos naturales, al aire limpio o al agua potable.
Además, se están invitando a los profesionales de la salud a colaborar entre ellos en trabajos cada vez mas multidisciplinarios; a hacer consultas de mayor duración y atención al paciente; consultas grupales donde hay varios pacientes a la vez; a salir del consultorio para atender pacientes en espacios abiertos; y a atrevernos a hablar de “reversión” de enfermedades crónicas. También a re-diseñar modelos económicos para que los pacientes no paguen por cada servicio cuando están enfermos (como una consulta, un medicamento o una intervención quirúrgica), sino por mantenerse en salud de forma constante. Las preguntas y procesos alrededor del término “salutogénesis” nos están invitando a re-inventar ciertos conceptos de la medicina, pero también de los demás sectores que determinan la salud de formas interdependientes.
Esto está haciendo que muchos graduados de medicina vayan más allá de especializaciones en nefro, cardio u oftalmo (que siempre necesitaremos de ellos), y pensar en ser médicos de estilo de vida, coaches de salud y médicos funcionales con equipos multidisciplinarios para mejorar lo que las famosas inter-consultas no posibilitan. Y también, llenando la gran necesidad de médicos en los negocios, en los gobiernos, en el desarrollo de alimentos, de arquitectura, de programación digital y hasta de periodismo y literatura. Si todo está conectado: ¿Cómo podemos darnos el lujo de no tener médicos co-creando en las industrias más determinantes de nuestra salud y bienestar? Las pocas plazas que hay para los pocos que pasan el ENARM es una buena noticia, porque se necesitan médicos en miles de otras posiciones generadoras de salud de nuestra sociedad.
Pero independientemente de que tomes esos caminos menos convencionales, aunque te quedes con tu consulta privada, cada vez más tendrás que ser médico, pero también chef, entrenador físico, speaker motivacional, comunicador, educador y hasta opinador de políticas públicas. Esto te será muy claro cuando la gran exigencia de la carrera te haga tener que elegir entre comer bien, hacer ejercicio, dormir o estudiar. Tal vez elegirás ir a la maquinita que hay en el hospital para comprar comida rápida y varias tasas de cafeína para poder saltarte la siesta o acortar la dormida. La repetición de esto a lo largo de los años te hará darte cuenta que no es la fuerza de voluntad la única que nos hace tener un estilo de vida saludable, sino que los sistemas, formas de organizarnos social y económicamente, la cultura, y la disponibilidad de servicios y productos, son igual de importantes para poder propiciar los estilos de vida saludables. Y así como no te queda otra que comer Doritos de forma apresurada, a tu paciente le pasa lo mismo.
Con esto, lo que es a veces más increíble aún, es que te darás cuenta que tu medicina no está alejada de la medicina del planeta. La obesidad y malnutrición, el calentamiento global y el debilitamiento del tejido social están profundamente interconectados y por eso, como doctores, pero también como consumidores, somos los creadores de las sindemias complejas en las que vivimos como humanidad.
Medicina es Pregunta
¿Qué es la medicina? Curiosidad.
Mientras más curiosidad sobre ti mismo, mejor médico serás; Mientras más conocimiento de las flores y las montañas, más asombro por una obra de arte, más respeto por lo que no sabemos, mejor médico serás. Mientras más eleves la calidad de tus preguntas, mejor aún.
Piensa en tus compañeros con los que vas a compartir largas horas: ¿Por qué eligieron estar aquí? ¿Qué creen que van a sacar de aquí? ¿Qué creen que van a ofrecer? Conecten con esa intención y motivación tanto como sea posible.
No sientas que tienes que saberlo todo, mejor acostúmbrate a preguntar y que la gente -incluidos tus pacientes- sepan que no tienes todas las respuestas. Será inevitable vivir sin presión. La cantidad enorme de problemas y de sufrimiento es abrumadora. Pero puedes usar la presión y estrés a tu favor. De hecho, eso es lo que les terminarás enseñado a tus pacientes. Por que tus pacientes siempre serán un reflejo de ti: Tienen prisa, miedo, ansiedad y dolor físico y existencial. Y ahí estarás tú: para escuchar, para guiar, para acompañar, para ofrecer todo tu conocimiento y toda tu humanidad. Para sonreír, abrazar y enaltecer el milagro de la conexión humana y la posibilidad de estar vivos.
Llegará el día en que darás el Juramento Hipocrático. Léelo bien y atrévete a hacerle cambios. Agrégale y quítale aquello que a ti te haga sentido. Porque es importante ser parte del linaje milenario de médicos que lo llevan diciendo, pero también es importante jurar aquellas cosas que nosotros queremos crear para nuestro futuro.
Se requiere pasión y valentía. Pero esas ya las tienes, si no, no hubieras elegido esta carrera. Ya eres el héroe de ti mismo, porque te quieres y te sonríes cada vez que te levantas temprano en la mañana. Por que con esta decisión le estás sonriendo al mundo y posibilitarás que el mundo siga sonriendo para sí mismo.
Que tu camino sea la constante creación de una increíble obra de arte (y ciencia).
Gracias por entrar a Medicina.
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Victor Saadia es el creador del Curso de Pensamiento Complejo, Crítico, Multidisciplinario y Sistémico en Salud que está por empezar en línea el 16 de Febrero de 2022; y co-creador del Retiro Exclusivo para Profesionales de la Salud “Sanar para Sanar” que será el 24 y 25 de febrero.