Adiós al Tigre Toño_

Despidámonos del Tigre Toño, Sam el Tucán, el Capitán Crunch, el querido Elefante Melvin.

Como muchos de nosotros ya nos percatamos, las queridas caricaturas de nuestros alimentos de infancia, de adolescencia y de adultez, están desapareciendo de los empaques de cereales y pan dulce. El argumento es claro, necesario y útil: debemos de cuidar la publicidad a niños en alimentos que no los están alimentando.

Los anaqueles han cambiado rápidamente y los diseñadores de empaquetados están haciendo todo lo posible para que no nos percatemos mucho del cambio. Otros ya están usando a los mismos personajes de maneras que puedan darle vuelta a la ley. Como este Osito Bimbo que ya aparece en una lonchera que se regala junto con el pan para que el mensaje sea el mismo, pero que no infrinja la ley.

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Mi argumento, sin embargo, no va para allá. A lo que yo quiero llamar es a HACER UN ACTO DE DESPEDIDA a estos personajes que han sido parte de nuestra vida. Celebrar su vida, agradecerla y hacer mucho hincapié en el porqué hemos decidido eliminarlos. Sacar a estos muñequitos de circulación es una perdida cultural que amerita una despedida, su eliminación amerita un funeral. Un funeral de agradecimiento e integración y no uno de vergüenza. Sobre todo, un funeral para que su desaparición no pase desapercibida.

Yo creo que las despedidas son importantes. Sobretodo a nivel emocional. Nos permiten cerrar una puerta y estar listos para abrir nuevas. Nos permiten utilizar nuestros errores del pasado para integrarlos en una nueva historia y no enterrarlos para olvidarnos de ellos.

Un cierre sin despedida no cierra el capitulo por que no sigue haciendo sentir como si somos víctimas de las fuerzas estructurales y como si tenemos poco control de lo que nos sucede. Por otro lado, despedirnos con agradecimiento nos permite saber que la decisión legislativa de prohibir esos muñequitos también refleja nuestra decisión personal de entender, y elegir, que esos personajes estaban haciendo mucho daño y que estaremos mejor sin ellos.

Por eso creo que a aquellos niños y no tan niños que van a extrañar los muñequitos, debemos de invitarlos a despedirse de ellos. No solo para explicarles el porque se van sino para que esa explicación sea recordada como una elección y no como una imposición. Como una maduración y no como prohibición.

Es probable, y muy deseable, que en las siguientes décadas dejemos muchos alimentos y estilos de vida que no son saludables, pero la transición más efectiva será la que esté motivada por el amor y la esperanza de lo nuevo, en vez de la frustración, la culpa o el dolor de las malas decisiones del pasado. Cambiar hacia un estilo de vida saludable no puede ser sostenido a largo plazo por miedo a que nos pasen cosas malas, sino de las ganas de vivir saludablemente para poder estar con los que queremos y hacer lo que soñamos.

Despidámonos pues de estos queridos acompañantes.

Querido Tigre Toño:

Te agradezco haberme acompañado en tantos desayunos, por darme confort, acompañamiento y diversión con los regalitos que me traías y los juegos que encontraba en la parte de atrás de la caja de cereal. Gracias porque siempre te encontré en todas partes: en cada tienda de la esquina de mi ciudad, así como en cada tienda de la esquina de las ciudades que visité. Gracias por haberle hecho sentir a mi mamá que estaba comprando alimentos saludables para mi y que al consumirlos me daba vitaminas y minerales esenciales para mi correcto y sano desarrollo. Gracias por recodarme que comer podía ser divertido y que hacerlo saludablemente me hace estar fuerte y sano.

Me despido de ti porque ahora entiendo que el “desayuno de campeones” no aportaba los nutrimientos que realmente yo necesitaba. Me despido porque comprendí que, si bien tus mensajes de crecer fuerte y sano eran importantes, siempre hubo una contradicción entre lo que decías y lo que ofrecías dentro de tu caja. Y que tus juegos, regalitos, sonrisas y grandes músculos me distraían y confundían.

Lamento haberme tardado tanto tiempo en saber esto, pero me perdono a mi mismo porque no es información que estaba a mi alcance o estaba escondida a través de malos etiquetados y campañas de publicidad. De la misma forma, agradezco que ahora tengo el conocimiento y que tu ya no vas a estar ahí para confundir a mis hijas ahora que empiezan a aprender como estar fuertes y sanas.

En este proceso de libre elección, de amor, agradecimiento y luto, también te perdono por todos los daños creados. Puedes descansar en paz y yo puedo continuar construyendo mi futuro sin carga de culpa o víctima. Al despedirme de ese pasado, ahora puedo pensar en mi futuro con mayor claridad y alimentar mi empoderamiento de bienestar en el desayuno de cada mañana.