The Doctor Won´t See You Now

¿Sabes cuántos pacientes se han venido a quejar conmigo de que mis amigos los doctores no los han atendido bien, de que se tardan meses en darles una consulta y de que cuando se las dan les va bien, pero no reciben ni una pizca de seguimiento?

¿Sabes cuántos doctores se han venido a quejar conmigo de que no les da la vida, de que tienen su lista de espera llena y no se dan abasto, de que están insatisfechos con el servicio que les dan a sus pacientes y con sus resultados?

¿Sabes cuántas estadísticas recibo todos los días de que los problemas crónicos están tronando a la gente, a las empresas y a los países? ¿De que el sistema ya no es sostenible y el modelo de atención clínica convencional no está ayudando en casi nada?

La respuesta a todas las preguntas es: muchas. Cada vez más.

No te voy a decir nada nuevo, pero vale la pena repetirlo:
Para la mayoría de los problemas de salud que nos aquejan a la mayoría de nosotros, la solución no está en manos de los doctores. No depende de tener una consulta con el mejor médico para que te vuelva a dar el mismo diagnóstico que ya sabes y los mismos consejos que ya sabes. La solución no depende de un arreglo rápido, de una cirugía, de un nuevo bote de píldoras, de un nuevo test genético ni de una nueva prueba de laboratorio de la Mayo Clinic.  

La base de la salud está en quiénes somos. Es decir, en lo que hacemos, decimos y pensamos todos los días. Nutrición, movimiento, estrés, sueño, adicciones y muy cardinalmente, nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás.

Lo diré una vez más, aunque me odies: tengas diabetes, fibromialgia, asma, dolor crónico, síndrome de intestino irritable, diarrea, depresión, obesidad, hipertensión, síndrome metabólico, cáncer, enfermedad autoinmune, etcétera, etcétera, lo mejor que puedes hacer es transformar quién eres.
Y tu transformación no se dará estando en la lista de espera del mejor doctor del mundo, ni después de haberlo consultado por 30 minutos.

Si tu doctor no te está diciendo una versión parecida a esto, es probable que sigas de especialista en especialista sin parar. Y si eres doctor y no crees en esto, vas a seguir sintiendo el peso de la enfermedad en tus hombros por siempre.
Ya lo decía David Cluter “La persona menos usada en el sistema de salud es el paciente”.

Para mí, el futuro de la salud, al menos en lo que concierne a los problemas crónicos, está en buscar la transformación de la persona que tiene esa enfermedad. Y tal vez siendo alguien diferente, esa enfermedad puede dejar de existir o definir menos a esa persona. Nos cuesta trabajo imaginarnos fuera de las etiquetas que hemos adquirido. Y la enfermedad, es como esas prendas de ropa, que en vez de poner el logo de la marca en la etiqueta de atrás, ya la estampan en toda la parte frontal del atuendo.

 

Hasta ahora te he hablado como si yo fuera un sabelotodo, pero lo que sigue ya no lo sé muy bien.  Porque nadie sabe la respuesta a la obvia pregunta que viene después de mi diagnóstico: “¿Cómo me transformo?”,“¿Cómo acompañar a las personas en su transformación de todo lo que los ha hecho lo que son hasta hoy en día?” 

Así que espero que también desconfíes de mí en esta respuesta.
El arte de la transformación es algo sobre lo que todas las civilizaciones tienen opiniones y rituales. Cada ciencia, abuelita, político, universidad, libro de auto-ayuda y cada amigo, tienen su receta. Y la realidad es que todas funcionan, pero la misma no funciona para todos.

Me he dado cuenta en los pocos años que llevo viviendo mis propios procesos de transformación de  que necesitamos re-plantearnos el camino de lo que creemos que es la salud.

En el lado de la persona, redefinir la salud:

·      ES UN CONTINUO Y NO UN ESTADO ESTÁTICO: no existen dos polos: 1. Enfermo 2. Sano. Todos vivimos en un espectro entre el 1.01 y el 1.99.

·      ES HOLÍSTICA: esto ya lo sabemos, pero siempre terminamos reduciéndola al tema físico y más recientemente, al mental. Pero también están los lados espiritual, social, ambiental, económico y ocupacional. ¿Quiénes tienen tiempo para ver esos aspectos cuando  sienten  dolor? ¿Quiénes tienen tiempo para integrar otras esferas cuando no hay dinero? Esto nos hace seguir esperando a resolver una para después irnos a otra, cuando todas las esferas son inseparables.

·      ES MI RESPONSABILIDAD – Todos tenemos la creencia de que nuestra salud no está enteramente en nuestras manos. Y es verdad. El tema es que pensamos que NADA de la salud está en nuestras manos y esto nos ha hecho posponer, culpar, victimizar o simplemente entrar en indiferencia o apatía. Todo cambia el día que sabes que eres responsable, y mejor aún que tienes habilidad para responder. No hay salud siendo pasivo.

·      SE TRATA DE AUTO-CONOCIMIENTO: seguimos pensando que el que sabe más de nuestra salud es el experto, el que estudió en los hospitales, el que por suerte no ha tenido los genes, las experiencias o los traumas que nosotros sí tuvimos. Pero ¿quién va a saber más de nosotros que nosotros? Lo diré aunque no te guste: tú eres tu mejor doctor.

En el lado de los que acompañamos a las personas en sus viajes de salud, se trata de empezar a practicar de forma más integral y aterrizada a la vida real y rutinaria de nuestros pacientes. Para transformarnos necesitamos:

·      ASESORÍA PERSONAL: doctores, coaches, guías. Los llamados “expertos”. Esto siempre se necesita, pero no es lo único. El paciente tiene que tener acceso al experto, así como saber que el experto estará ahí, pero no para resolverle cada duda y encrucijada en la que se va a encontrar en todo su viaje de bienestar. Además, la línea que une al médico con su paciente es horizontal, no vertical. Sanamos entre iguales.

·      EDUCACIÓN: desaprender y aprender cosas nuevas de todos los ámbitos de la salud: desde la biología del cuerpo hasta el sistema cultural en el que vivimos, pasando por la familia, las toxinas que hay en el aire, y los valores económicos de la sociedad. No solo en clases frontales sino en talleres y vivencias.  Sobre salud no puede enseñarse como nos enseñaron Geografía y Cívica en las clases frontales de la secundaria. ¿Aún te acuerdas de cuáles son los dos ríos más importantes de China, o el 5to artículo constitucional?

·      EXPERIENCIAS DE TRANSFORMACIÓN: estas experiencias hacen posible que la persona pueda imaginarse más allá de lo que su realidad le ha condicionado como posible. Las meditaciones, terapias, retiros y espacios de sanación son fundamentales. Tenemos que sentir para poder sanar, tenemos que sentir para poder emocionarnos acerca de la persona que queremos crear para el futuro.

·      COMUNIDAD: gente que nos dé soporte, nos acompañe, rete, cuide y celebre en cada paso de nuestra transformación, que nos permita pertenecer a su clan, aun cuando ya no seamos las mismas personas de siempre.

·      LLEVARLO A LA RUTINA: La salud o enfermedad se vive 24 horas al día. No solo cuando estamos en terapia, o en el consultorio, o llegando a casa después del trabajo. Si como profesionales no entendemos esas 24 horas del paciente, estamos dando vueltas en el mismo círculo que olvida la nueva definición que le queremos dar a la salud. Este punto nos hace ver que en cualquier tratamiento, terapia, protocolo o metodología que le queramos impartir a los pacientes, estos deben de sentir que lo co-crearon con el profesional de la salud y su equipo. Cada quien debe de tener agencia en lo que quiere para su propio viaje. Y aunque me odies otra vez: los coaches pueden ayudar mucho.

Así que el futuro de la salud depende mucho de que los pacientes y los profesionales se armen de valor para entender que la salud va más allá de las consultas uno a uno. Que los pacientes y los profesionales se arriesguen a trabajar en equipos multidisciplinarios, en consultas grupales, en grupos de sanación. Que se arriesguen a ser maestros y educar, así como a ser educados. Que se arriesguen a dar consultas caminando en el parque o en los pasillos de los supermercados. Tal vez a hacer yoga juntos o ir a una clase de pintura. Que los doctores se atrevan a transparentizar sus propios viajes de transformación y dejen de fingir que todo en su vida está perfecto. Que los pacientes se arriesguen a depender de sí mismos y su comunidad, y no del experto o gurú que los va a salvar con su fórmula mágica y que los doctores se arriesguen a volverse obsoletos en las consultas uno a uno.

Del otro lado del proceso de transformación del médico y del proceso clínico, del otro lado del proceso de trasformación del paciente y su proceso de sanación, hay un mundo donde los pacientes se sienten acompañados y educados, y donde se dejan de llamar pacientes. Y hay un mundo donde los doctores dejan de estar en burnout, reciben más dinero, tienen más tiempo para ellos y sus familias, y son acompañantes y acompañados de personas más sanas.

Tenemos que hacer mucho para cambiar el sistema.
Esta nueva forma de definir la salud y hacer salud lleva gestándose décadas, por lo que los cambios sistémicos no pueden ni serán inmediatos. Sin embargo, si te pones a pensar, seas paciente, médico o diputado, hay cosas que puedes empezar a hacer desde ya.

Arriésgate. Como yo me arriesgo al publicar esto.

Anhelo el momento, y espero que tú también, cuando podamos decir: “Dear Doctor: The Patient Won´t See You Now”.

 

 

*me encantará recibir tus comentarios.

**agradezco a Carla Zaplana y Maruxa Pariente por sus aportes a este escrito. Agradezco a Dr Nirdosh Kohra y Dra Elisa Sacal por las conversaciones que por años que hemos tenido para ir articulando estas ideas cada vez con mayor claridad y de forma menos apologética.

 

Victor Saadia