Coaching: El Futuro de la Salud_

Agradezco a los coaches Alejandra Cortes, Alejandro Vera, Ramiro Sánchez, Moises Sandler y la psicoterapeuta Betina Haiat por sus valiosos comentarios para este escrito.


El término “coaching” es ambivalente para mucha gente. A muchos ya no les significa nada, a otros les significa demasiadas cosas. Para otros, es un término que no les gusta, y a otros como a mí, es un término que queremos rescatar desde sus bases filosóficas y re-introducirlo como un concepto, disciplina y cosmovisión que puede hacer mucho por el Futuro de la Salud.

A todos nos queda claro que nuestros hábitos y condicionamientos están en la base de la experiencia humana. Y como tal, para que podamos ampliar, mejorar, sanar o disfrutar esta experiencia, tenemos que entrar en procesos de transformación tanto individuales como colectivos.

También nos quedan claras muchas de las cosas que son deseables hacer, así como dejar de hacer, y tenemos libros, tutoriales, podcasts y literatura científica que demuestran su eficacia e impacto. A nivel individual, estas actividades tienen que ver con comer mejor, dormir mejor, movernos más, cambiar nuestra relación con nuestro cuerpo, nuestro dinero, nuestra sexualidad, con la naturaleza y con la muerte. Tiene que ver también con la forma en la que comprendemos y actuamos en referencia al estrés, así como con la fortaleza de nuestras relaciones interpersonales. Sabiendo que cada persona es diferente y que los viajes de bienestar son siempre distintos.

A nivel colectivo, no solo se trata de cambiar los hábitos individuales sino también de entender que no hay un solo modelo económico, político y cultural que nos lleve a la salud de manera directa e inequívoca. También, como sociedad, necesitamos vernos en el espejo y a aprender con prueba y error a caminar en la dirección que nosotros elegimos y no las que repetimos por inercia o por que las grandes estructuras ya son muy difíciles de cambiar. Como sociedad también tenemos que saber que somos nosotros los que determinamos el futuro y debemos de tener varias maneras para poder desarrollar nuestro potencial.


Principios del Coaching

Hay quienes sitúan el origen del coaching en la antigua Grecia, en filósofos como Sócrates y Platón, quienes instaban a sus pupilos a tomar las riendas de su vida, y darles herramientas de varios tipos para hacer preguntas y así poder decidir hacia donde ir y como llegar. Similarmente, hoy en día lo entendemos como una disciplina que requiere de dos partes para funcionar, el coach y el coachee (o cliente, paciente o aliado), quien es el beneficiario de la disciplina.

El coaching parte de la idea de que el coachee ya tiene lo necesario para poder llegar a aquel lugar al que anhela. Este es un punto importante porque usualmente todos tendemos a pensar que tenemos demasiadas carencias y que otras personas con más suerte o mejores genes no las tienen y por eso no tienen los problemas que nosotros si.

Así, el coach ayuda a que el coachee se descubra a si mismo y se quite los velos que la cultura, que su pasado, que sus condicionamientos, prejuicios y que la propia historia de si mismo, le impiden ver. El coach ayuda al coachee a visualizar cuáles son sus objetivos de futuro y de alguna manera le clarifica la idea de que entrar a un proceso de cambio es más deseable que quedarse así como está.

Precisamente porque hay muchas teorías, libros y cursos que nos ayudan a profundizar en la idea del cambio, uno de los mayores trabajos del coach es ayudar al coachee a conectar con sí mismo para entender y vivenciar de donde viene esa necesidad de transformación. Entender que parte dentro de sí mismo esta pidiendo una nueva historia, así como nuevos hábitos de bienestar. Para llegar a ese punto de inflexión, el coach solo le planteará supuestos al coachee, le hará preguntas y le guiará, pero será el propio coachee quien controle la situación en todo momento.

Estos principios pueden verse como obvios, pero también como no-obvios del todo. Sobretodo cuando los comparamos con máximas culturales (“sé tu mismo”, “puedes lograr todo lo que te propones”) que a base de repetición se han vuelto demasiado superficiales y por lo tanto inútiles.

Por supuesto que necesitamos gente que nos aliente a pasar por momentos difíciles, pero estas porras solo surten su mayor efecto cuando existe la certeza de que la persona que nos está alentando a seguir conoce aquellos lugares oscuros en sí mismo y por tanto conoce lo incierto y dificultoso del viaje.

Por ello, y esto no es obvio para muchos, el coach también recibe y aprende al colaborar con el coachee. Ambos entran a un proceso de aprendizaje y co-creación donde el proceso es visto como un ganar-ganar o un crecer-crecer. El coach solo crea el espacio y las condiciones para que se dé ese crecimiento y esa integración transformadora. Entre más honesto y transparente es este espacio, mayor es la posibilidad de conectar con la necesidad de cambio y las herramientas que se querrán practicar para continuar.

Otro tema que tampoco es obvio en muchos de los procesos uno-a-uno en salud y bienestar, es el rol que juega la visualización de la mejor versión de uno mismo como la guía o la brújula para caminar hacía adelante. Mientras que en medicina, y a veces en psicología, se da por sentado que el objetivo es quitar síntomas para regresar lo antes posible a un estado de tranquilidad (física o emocional), en el coaching hay una creación constante, y necesaria, de la visión a futuro de aquello en lo que nos queremos convertir. La visualización es muy poderosa y se construye, precisamente, partiendo de las fortalezas y logros del pasado que el coachee ya tiene, y no de sus carencias, malos hábitos o malas actitudes que haya tenido o esté teniendo. Esto tiene un poder especial porque nos exige, al coach y al coachee, esforzarnos en crear nuevas posibilidades en vez de caer en la repetición de lo que ya somos. Nos requiere más esfuerzo porque a los hábitos, las estructuras sociales, los lazos afectivos, y aún a nuestra bioquímica cerebral, les es más fácil repetir o explicar algo que ya es, que cambiar a algo que podría llegar a ser.

Esto hace que necesariamente el coaching pase por momentos de incertidumbre e incomodidad, pero también, es precisamente por eso que el cambio y la transformación son más reales y duraderos. Es porque nos exige, no solo re-calibración, sino redefinición, que el coaching puede ser el futuro de la salud.

El Coaching y la Definición de Salud

Como ya se ha podido intuir en lo que llevamos leído de este ensayo, el coaching comparte conocimientos y técnicas con otras áreas y disciplinas: psicología positiva, filosofía, aprendizaje de adultos (adult learning), desarrollo personal, entre muchas otras. Y a pesar de que algunos de sus principios llevan milenios, tal vez hemos olvidado ponerlos en el centro de nuestra definición de “salud”. Si bien la salud es el bienestar físico, social y emocional y no solo la ausencia de enfermedad, la salud también es un tema de libertad, auto-conocimiento y la posibilidad de auto-determinación. Yo creo que es imposible tener bienestar sin que exista un buen grado en el que cada individuo y cada sociedad se conozcan a si mismas y sepan que su realidad puede estar moldeada de adentro hacia afuera y no solo estar condicionada por factores externos.

Otra de las razones por las que creo que el coaching es el futuro de la salud tiene que ver con el cambio de enfoque que este genera. En el pasado, la “Salud” o la “Medicina” estaban siendo impuestas a los clientes o pacientes, o impuestos a la sociedad en general, mientras que ahora entendemos que la salud se co-construye entre todos. Y a medida que el cambio de comportamiento (individual y colectivo) se vuelve más necesario para trascender los grandes problemas que la sociedad tiene, el coaching es un nuevo actor clave en el ecosistema de la atención médica pero también en cualquier otro proceso de generación de bienestar: el trabajo, la familia, los lazos sociales, las transacciones económicas, y tal vez cualquier proyecto humano.

El coaching es el futuro de la salud porque nos recuerda que somos nosotros los creadores de la misma.

El Enfoque del Coach

Hoy vemos coaches por todas partes: Coaches de vida, de hábitos, financieros, nutricionales, ejecutivos, organizacionales, ontológicos, de wellness, de salud, de carrera, de relaciones. Hay coaches para todo y eso esta bien. Porque como humanos, no nacimos sabiendo todo y podemos aprender. Y re-aprender. Y tenemos que ir más allá de adquirir información, a actuar en congruencia con esa información, que es, por cierto, la mejor forma de demostrar(nos) que hemos aprendido.

El coaching es un campo en rápido crecimiento que en algún momento se ha descrito como una “práctica en busca de una teoría”. Sin querer reducirlo todo a una tabla que lo explique, aquí vemos algunas de las diferencias que los “expertos de la salud” (tu médico, tu nutriólogo y hasta tu secretario de salud) ejercen sobre ti, y cómo el enfoque de coaching transforma esa ideología y acercamiento.

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Los coaches pueden posicionarse y moverse a lo largo de un continuo de “intervención”: algunos trabajan de maneras muy estructuradas y usan estrategias y técnicas con un objetivo muy específico en mente para ir construyendo el camino; algunos otros se ven a sí mismos como co-creadores de nuevos significados e historias emergentes a través del diálogo. La idea es que el coaching es un proceso más orgánico, más abierto y más auto-creado que los procesos autoritarios y directivos a los que estamos más acostumbrados en las sociedades urbanas, tecnificadas e industrializadas en las que vivimos.

El Coaching y la Salud

¿Qué pasaría si todos los profesionales de la salud con los que te atiendes se volvieran tus coaches? ¿Qué pasaría si las empresas que nos venden proyectos y servicios se vieran a si mismas como coaches? ¿Qué pasaría si el gobierno se viera a si mismo como un coach que quiere servir, colaborar, co-crear, apreciar y cultivar el potencial de los ciudadanos y no solo dirigir, controlar, criticar o manejarlo?

¿Qué pasaría si vivimos más con la mentalidad del coaching que nos recuerda que los obstáculos a los que nos enfrentamos son precisamente el camino que tenemos que cruzar para crecer? Es decir, que el obstáculo es nuestro camino.

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¿Qué pasaría si nuestro médico nos dijera que nosotros como pacientes tenemos las respuestas y él no necesariamente las tiene? ¿Qué pasaría si nuestro médico también se da cuenta que él también esta en un viaje de bienestar y que él también puede pedir apoyo de uno o varios coaches? ¿Si sabe que él también tiene que sanar para poder continuar sanando a los demás?

¿Qué pasaría si nuestro médico (o cualquier otra figura autoritaria en la sociedad) se diera de verdad cuenta que decirnos lo que tenemos que hacer no es suficiente para que lo hagamos? ¿Y que necesitamos de su ayuda, apoyo, guía, ejemplo, empatía y cercanía para poder caminar juntos los escabrosos viajes de transformación?

¿Cómo nos sentiríamos si las autoridades, los educadores, los líderes, nos predicaran con el ejemplo? ¿Qué pasaría si como pacientes, médicos, padres de familia, maestros, ciudadanos, empresas, sociedad, predicamos todos con el ejemplo y nos adueñamos de todos los aspectos de nosotros mismos?

El coaching es el futuro de la salud porque su esencia es buscar la auto-determinación. Porque nos da las herramientas y la visión para entender quien somos hoy en día, así como para crear lo que queremos ser el día de mañana. El coaching es el futuro de la salud individual y colectiva porque el auto-descubrimiento, la responsabilidad (habilidad para responder), la auto-motivación y la auto-regulación son parte del proceso. Y, sobre todo, porque el proceso nunca termina: Siempre estamos en el camino, más preocupados con el cómo lo estamos viviendo, que con el destino al que queremos llegar.

El Coaching del Diario

A todos nos queda claro que somos lo que hacemos. Y lo que hacemos esta determinado por lo que creemos, sentimos y pensamos. Transformarnos no solo depende de cambiar lo que hacemos sino de cambiar la misma experiencia de lo que significa ser uno mismo.

¿Y quien puede lograr esto solo? ¿Quién puede lograr esto en un ambiente y una sociedad donde la auto-determinación no es la principal conversación que tenemos en el parque o en zoom, o lo que escuchamos en la televisión y en Instagram?

¿Cómo podemos comer mejor si hay poca disponibilidad de comida saludable, no sabemos cocinar, no sabemos ni siquiera elegir productos en el supermercado? ¿Cómo podemos aprender a relajarnos, a estresarnos de maneras más inteligentes, si nunca nos enseñaron a hacerlo? ¿Cómo puedo lidiar con la ansiedad inherente a vivir en esta sociedad si no hay alguien que me ayuda a establecer una nueva historia y a construir hábitos poco a poco todos los días? ¿Cómo podemos creer que las reglas que cada uno se autoimpone a si mismo están bien aún cuando no van acorde a los estándares de nuestra sociedad?

Disculpa mi adicción a tantas preguntas retóricas, irónicas y un tanto sarcásticas. Las uso porque quiero quejarme de la expectativa inconsciente con la que todos crecemos de que tenemos que saberlo todo y de que no debemos pedir ayuda. Hago estas preguntas también para recordarnos, como ya lo mencioné, que los viajes de aprendizaje no son fáciles, ni claros, y que las preguntas incómodas serán siempre parte de estos procesos.

Por eso me imagino un futuro en el que todas nuestras relaciones (laborales, familiares, sociales, económicas, aún la relación con nosotros mismos) estén iluminadas con los principios del coaching. Los médicos aprendiendo de y con sus pacientes, los padres aprendiendo de y con sus hijos, los maestros de y con sus alumnos, los jardineros y sus plantas, las empresas y sus clientes, los gobiernos y sus poblaciones.

El coaching es el futuro de la salud individual, colectiva y hasta planetaria, porque insiste y celebra la interdependencia, y poco a poco se aleja de la dependencia, la co-dependencia y hasta de la independencia.

Coaches y Enfermedades Crónicas

Roger Federer, Arianna Huffington, Usain Bolt. Todos ellos tienen coaches. ¿por qué un médico no tendría uno? ¿Por qué una persona con enfermedad crónica no lo tendría? ¿Por qué cualquier ser humano que está buscando su felicidad y enfrentándose a un mundo de incertidumbre no puede tener alguien con quien apoyarse para co-crear su identidad, y perseguir sus propósitos de vida? ¿Por qué no podemos aspirar a tener acceso a un coach de forma rutinaria y no solo cuando aparecen los grandes problemas de la vida? ¿Por qué no podemos pensar que podemos cambiar de coaches conforme las condiciones de nuestra vida individual o colectiva vayan evolucionando?

En un mundo donde las enfermedades crónicas son la principal causa de muerte, discapacidad, falta de productividad y perdida de calidad de vida. En un mundo donde los costos de la atención médica son crecientes porque no resuelven ni previenen los problemas, sino que solo los “manejan”. La salud se esta moviendo hacia el empoderamiento, la prevención, la generación de salud y no solo la lucha en contra de la enfermedad una vez que ésta se manifiesta.

Cada vez más nos damos más cuenta que los médicos especialistas necesitan coaches para poder realmente ayudar a sus pacientes. Un bariatra, por ejemplo, no le resuelve la vida a un paciente con únicamente operarlo. El paciente necesita un coach para prepararse para la cirugía así como para continuar el viaje de transformación que inicia con su imagen física pero que aún tiene que transformar sus hábitos nutricionales y psicológicos que acompañan un cambio tan radical; Un oncólogo no termina su trabajo solo al realizar las quimioterapias, sino que te acompaña durante todo el proceso de vivir durante y después del tratamiento; De la misma forma aplica para los profesionales de la salud que exploran novedosas disciplinas (como los funcionales, integrativos o de Estilo de Vida) y que ven al coach como una pieza fundamental en el empoderamiento de sus pacientes.

En Estados Unidos el mercado del Coaching de salud representa 7 billones de dólares con un aproximado de 130,000 coaches. Hacer una carrera profesional en coaching ya dejó de ser algo descabellado y se convierte, no solo en un trabajo digno y bien pagado, sino que genera enormes beneficios a los individuos y a la sociedad.

No me sorprendería tampoco, que conforme pasen las décadas y nos quede claro culturalmente que los mayores determinantes de la salud y el bienestar son nuestros hábitos básicos de nutrición, movimiento, sueño, estrés, emociones, adicciones y relaciones interpersonales, que los médicos del futuro (al menos en lo que concierne a las problemáticas crónicas) sean coaches bien formados que empoderan a sus clientes desde muy temprano.

Me gusta esta idea: Los mejores médicos serán los que sean los mejores coaches.

(Ojo, no creo que los coaches vengan a reemplazar a los nutriólogos ni a los médicos. Aunque hay muchos profesionales de la salud que por un lado se sienten amenazados y por otro no están de acuerdo que alguien con menos tiempo de entrenamiento se meta en su “cancha”. Aquí habrá que resolver algunos temas, pero estoy convencido de que los mejores serán los que aprendan a trabajar juntos de manera multidisciplinaria así como los médicos, psicólogos, nutriólogos, dentistas, que complementen sus estudios con preparación en coaching)

Tecnología y Coaching

Y hoy, con nuestra conectividad absoluta a los celulares y wearables (sensores en nuestro reloj, zapatos, anillo, etc.), con la normalización de la telemedicina, con el Big Data y el Machine Learning, con los diagnósticos cada vez más personalizados (genética, alimentación, etc.), tenemos al coach en nuestra mano todo el tiempo. Desde un coach algorítmico a un coach de carne y hueso que nos ayuda a elegir los productos en el súper, nos ayuda a cocinar cuando llegamos a casa y nos ayuda a procesar el enojo y decepción cuando nuestra pareja nos dejó plantados para la cena que le estábamos preparando.

Mi opinión es que las computadoras no van a poder reemplazar el tacto, la creatividad y la conexión humana tan importantes en los procesos de co-creación de realidades, pero la tecnología, sin duda, facilita y potencía el coaching de maneras que antes era imposible imaginar.

A nivel sistémico, si las empresas, escuelas, gobiernos, empiezan a tomar un poco más en serio su rol como coaches, esto hará que la tecnología pase de ser un mecanismo de control y entretenimiento, a uno de empoderamiento y comunicación. Me da la impresión, aunque puedo estar completamente equivocado y es el yo optimista el que esta escribiendo, que los grandes problemas de la civilización, y en particular la epidemia de enfermedades crónicas, nos estarán grabando en el cerebro que nuestra salud depende de cada uno de nosotros al mismo tiempo que la salud de todos depende de todos. Esto quiere decir que, deberíamos ver cada vez más interés, recursos, atención y proyectos que engendren los valores del coaching. Que se normalice y expanda la consciencia de que “nadie está en posesión completa de la verdad”, “todo individuo lleva un talento que espera ser revelado”, “las personas pueden cambiar”, y que todos somos “mucho mas de lo que hacemos” y vale la pena enfocarnos en construir el SER.

Reflexión para concluir

Reflexiona sobre los principios del coaching y te sentirás empoderado.

Consíguete un coach y te sentirás aún más.

Acércate al tema, verás que el futuro, o al menos la visión que tienes del futuro, depende de que todos adoptemos este enfoque para vivir.

Bibliografía:

Libros:

Stelter, R. (2014). A guide to third generation coaching: Narrative-collaborative theory and practice. [Kindle Edition]. Dordrecht, Netherlands: Springer.

Tarragona, M. (2010). Psicología positiva y psicoterapia. In A. Castro Solano (Ed.), Fundamentosde psicología positiva (pp. 183–206). Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Tarragona, M. (2015) The Positive Psychology of Coaching. In Joseph, S. (2015) Positive Psychology in Practice. New York. Wiley

Links:

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United States Health Coaching Market Report 2021

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